La inquietud por la ecología ha llegado a todos los ámbitos de la vida cotidiana. Algunos empezaron a interesarse por el medio ambiente y los eco-huertos hace unos años y, hoy en día, una amplia mayoría también lo hace por la arquitectura, la decoración, la moda o la restauración, entre otros campos de actividad en los que se manifiesta esta tendencia. Sí, el término “eco” está más de moda que nunca.

Según el último estudio realizado por la compañía Prodescon en 2016(*), el consumo de alimentos ecológicos en España ha registrado un crecimiento del 24,5% respecto a 2014. Parece ser que cada vez nos interesamos más por la gastronomía ecológica, pero ¿Sabemos cómo se producen los productos?, ¿Realmente son más saludables?

Los alimentos ecológicos son aquellos que se desarrollan en todas sus etapas de cultivo de forma natural. Es decir, para que una hortaliza sea ecológica tanto el proceso de plantado como el de crecimiento tienen que efectuarse en condiciones naturales en todas sus etapas. Semilla, tierra, agua y nutrientes deben interaccionar sin la intervención de fertilizantes ni pesticidas.

En cuanto a la ganadería, los alimentos deben ser ecológicos sin la intervención de hormonas de crecimiento o antibióticos, y la crianza debe ser en zona libre de contaminación. El proceso ofrece todas las garantías: los alimentos ecológicos pasan por un número mayor de controles, tanto de detección de pesticidas como de microtoxinas y microorganismos.

Aunque el debate sigue abierto entre escépticos y convencidos, recientes estudios de la universidad de Newcastle confirman los beneficios de los alimentos ecológicos. Su contenido en antioxidantes es hasta un 60% más en comparación con los convencionales. Es decir, consumir frutas, hortalizas y cereales ecológicos, proporciona una cantidad adicional de antioxidantes equivalente a tomar entre una y dos raciones más de frutas y hortalizas al día. A este resultado hay que sumarle otro muy relevante: el consumo de ecológicos reduce la ingesta de metales tóxicos pesados como cadmio, plomo y mercurio, para los que la Comisión Europea ha fijado un nivel máximo de contaminación.

Las empresas hoteleras y restaurantes no se quedan atrás y también se están sumando a esta tendencia. Los hoteles eco sostenibles o la incorporación de ingredientes ecológicos en sus cartas, certificados con la norma de restauración ecológica creada por la Asociación de Valor Ecológico, son dos claros ejemplos de la vitalidad de este movimiento. Vivir un fin de semana rural disfrutando de los productos de proximidad  es una experiencia que cada vez cuenta con más adeptos.

Con este post os invitamos a la reflexión, ¿Conocemos el mundo eco y  somos conscientes de toda su dimensión? ¿Sabrías diferenciar entre gastronomía ecológica, biológica, orgánica y sostenible? Empezamos un camino apasionante que nos revelará las bondades que nos ofrece la cultura eco y también nos ayudará a detectar sus cantos de sirena, que no son pocos, vinculados en gran parte al boom que está experimentando. Paso a paso iremos descubriendo curiosidades de este mundo tan extenso e interesante que puede abarcar desde la cultura gastronómica hasta la arquitectura o el lifestyle más desenfadado.

 

(*) Encargado por la Subdirección General de Calidad Diferenciada y Agricultura Ecológica del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente. Consultar aquí.