Un buen vino requiere de la copa adecuada que permita disfrutar plenamente de todos sus matices. Elegir una copa de vino de alta calidad potenciará nuestras sensaciones. Estos son los criterios que debes tener en cuenta para tomar la mejor decisión:

  • Las copas con las curvas correctas permiten que el vino respire, potenciando de este modo su verdadero aroma e influyendo directamente en nuestras sensaciones.
  • El volumen siempre debe ser proporcionalmente adaptado a la intensidad y complejidad del vino.
  • El cuerpo y el tallo deben estar armoniosamente equilibrados de modo que usted pueda girar el vino cómodamente sin salpicar.
  • Deben ser de cristal liso y transparente, con el borde fino y ligero (no redondeado como en las copas de menor calidad).

A continuación presentamos los siete tipos más importantes de copas que te permitirán disfrutar de tus vinos favoritos.

La clásica flauta para espumosos. Alta, de cuerpo largo y estrecho y corta de pie, permite que las delicadas burbujas suban hasta el borde sin perderse demasiado rápido. Esto es particularmente importante en el caso de los vinos espumosos con menos burbuja como el cava.

A diferencia de la flauta para espumosos, la clásica copa de champagne tiene forma de tulipán y es perfecta para vinos espumosos de alta calidad, cuya finura y complejidad requieren un cierto espacio para desplegarse. Esta copa suele llenarse hasta la mitad como máximo.

La típica copa de vino blanco no debe ser demasiado grande para que los vinos con poca complejidad no se pierdan en ella. Su tamaño es un poco menor que la del tinto y la apertura algo más abierta para potenciar el sabor dulce del vino en boca. Lo que es importante, sea cual sea la copa, es que la forma sea ligeramente cónica, y que permita girar el vino para airearlo, intensificar y liberar sus aromas antes de la degustación. La copa debe servirse en cantidades pequeñas y con más asiduidad para conservar la temperatura fresca de servicio.

Los vinos blancos de mayor calidad y especialmente aquellos con más cuerpo, no deben ser «confinados» en un espacio pequeño. Es recomendable una versión ligeramente más grande de la copa de vino blanco, más abierta en la parte que entrará en contacto con la boca para percibir mejor las sensaciones que produce el vino. Este estilo de copa es también ideal para el vino rosado.

 

La copa de vino tinto clásica también tiene forma de tulipán, pero ligeramente más alta y ancha y, por lo tanto, con un volumen algo superior.

La copa de borgoña, con un diámetro mayor y un balón mucho más voluminoso que el resto de copas, permite girar el vino con mayor soltura para que el aroma sutil se desarrolle en su plenitud. Estas copas suelen recomendarse para tintos elegantes, aterciopelados, muy aromáticos y voluptuosos como Merlot, Cabernet.Sauvignon, Cabernet Franc, Domina, Fronsac, Graves Rouge o Listrac. En el servicio sólo deben llenarse hasta un tercio, a lo sumo.

La clásica copa de Burdeos es particularmente alta y en forma de tulipán, características que permiten combinar muy bien los aromas con la tanicidad y la acidez. Se recomienda para vinos tintos potentes y ricos en taninos. Aunque es considerada un todo terreno debido a su gran versatilidad para adaptarse correctamente a una gran variedad de vinos. Una vez más, no debe llenarse la copa más de un tercio.

 

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